Todo lo llevo a la #Educación, ¿Y tú?


El cine es una herramienta magnífica en el aula. De hecho, actualmente se están dando pasos para llegar a un pacto que aúne cine y educación (#PactoEduCine), con el objetivo de crear un plan de Alfabetización Mediática.

Pero en esta entrada, lo que quiero es hacer reflexionar sobre cómo incorporamos los aprendizajes en nuestra memoria cuando vemos una serie o una película.
Quizás nos sea útil para entender, cómo se forman nuestros recuerdos, y su posible similitud con nuestro trabajo y el proceso de enseñanza-aprendizaje.

No pretendo explicar ninguna teoría sobre neurociencia, pero sí provocaros curiosidad hacia la misma. Luego, una vez interesado o interesada, puedes encontrar mucho material en la red y fuera de ella. Simplemente os comparto algunas experiencias que he vivido, para que cada uno genere sus propias conclusiones y posibles analogías para “darle una vuelta” al cómo lo hacemos en el aula.

Seguro que encontráis la manera de conectarlo...

Experiencia 1:
Hace tiempo, mi mujer y yo, estuvimos enganchados a la serie “Perdidos (Lost)”. Era tal la adicción, que la veíamos en versión original porque no podíamos esperar a que saliese en castellano.
Por circunstancias familiares, tuvimos que dejarla a mitad de la segunda temporada, y la retomamos al mes siguiente.
Lo que nos sucedió, fue que no nos acordábamos del hilo conductor al retomar la serie, y tuvimos que ver varios capítulos anteriores para ponernos al día. Y eso que estábamos especialmente motivados.

Experiencia 2:
Cuando era pequeño, todos los días durante casi un año, me gustaba ver el “Inspector Gadget” mientras merendaba un bocadillo de pan con queso, que me preparaba mi madre. Años más tarde, cuando escuchaba la canción de la serie animada, podía percibir de alguna manera el sabor de aquel queso.

Experiencia 3:
Todos los de mi generación nos sentimos atrapados por la saga de terror “Poltergeist”. En ella decían la famosa frase “La oscuridad es buena…”. Estas palabras me servían para relajarme cuando dormía en mi cuarto con la luz apagada.

Experiencia 4:
Quién no conoce a Chucky, el muñeco diabólico. Una imagen que se me grabó de tal manera, que era incapaz de dormir en casa de mis tíos en una habitación en la que había un peluche colgado en la pared.
Por muchas ganas que tuviera de dormir, me era imposible relajarme hasta que se lo llevaban.



No sé si alguna de estas cuatro experiencias te transmiten ideas para reflexionar sobre las emociones, la memoria o el aprendizaje. Pero si es así, te animo a compartirlas, y de ellas sacar estrategias para llevar a clase.

Seguramente tengamos muchas más experiencias que compartir, y seamos capaces de entender la importancia de los procesos que tienen lugar en nuestro cerebro.

Espero haber provocado un mínimo interés en el tema.

2 comentarios:

adangsanchmartz.e dijo...

Hola Gorkaprofe, he querido mejorar o completar el mensaje, por eso lo he borrado. Es muy interesante este mensaje, estoy de acuerdo en que podemos sacar partido educativo a todas nuestra experiencia diaria. Cada vez me gustan más los documentales de la 2, creo que podemos aprender y aplicar mucho del conocimiento que estos nos presentan, en nuestra vida cotidiana. Un cordial saludo

Gorkaprofe dijo...

Gracias por pasarte por aquí y leer el post Adán. Gracias también por dejar tu comentario.
Saludos!!

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